Es Edgar Allan Poe un
maestro del género de terror. Sus relatos cortos que se cuentan por docenas son
tan sumamente excepcionales que hasta el menos aficionado habrá oído hablar de
ellos o incluso los habrá visto tanto en la pequeña o gran pantalla.
La vida de este escritor
estadounidense es casi tan estremecedora como muchos de sus relatos. Siempre
deseó ser poeta, era su máximo anhelo, pero las necesidades económicas lo
condujeron a la prosa. Aunque no podemos decir que fue el creador de los
relatos de miedo fue un maestro en su arte y fue quien inició la novela policiaca;
con el cuento 'El escarabajo de oro' (1843).
Su corta vida estuvo
siempre marcada por la depresión, su tendencia a la melancolía y su afición al
alcohol y a las drogas que acabaron por destruirlo.
Nació en Boston el 19 de
enero de 1809. Sus padres, actores de teatro ambulantes, murieron siendo él
niño, y fue criado por John Allan, un hombre de negocios rico de Richmond
(Virginia), que probablemente fue su padrino. A los seis años viajó con la
familia Allan a Inglaterra donde ingresó en un internado privado. Después de
regresar a Estados Unidos en 1820 siguió estudiando en centros privados y
asistió a la universidad de Virginia durante un año, pero en 1827 su padre,
disgustado por la afición del joven a la bebida y al juego, se negó a pagar sus
deudas y le obligó a trabajar como empleado.
Contrariando la voluntad
de su padre adoptivo, Poe abandonó su nuevo trabajo, que detestaba, y viajó a
Boston donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas
(1827). Poco después se alistó en el ejército, en el que permaneció dos años.
En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al Aaraf, y se reconcilió con su
padre, que le consiguió un cargo en la Academia militar, pero a los pocos meses
fue despedido por negligencia en el deber; su padre adoptivo le repudió para
siempre.
Al año siguiente de
publicar su tercer libro, Poemas (1831), se trasladó a Baltimore, donde vivió
con su tía y una sobrina de 11 años, Virginia Clemm. En 1832, su cuento
'Manuscrito encontrado en una botella' ganó un concurso patrocinado por el
Baltimore Saturday Visitor. De 1835 a 1837 fue redactor de Southern Baltimore
Messenger. En 1836 se casó con su joven sobrina y durante la década siguiente,
gran parte de la cual fue desgraciada a causa de la larga enfermedad de
Virginia, Poe trabajó como redactor para varias revistas en Filadelfia y Nueva
York. En 1847 falleció su mujer y él mismo cayó enfermo; su desastrosa adicción
al alcohol y las drogas, contribuyeron a su temprana muerte en Baltimore, el 7
de octubre de 1849.
El 3 de octubre se celebraba
en la ciudad unas elecciones. Poe como un vagabundo más, se acercó a esta
población para recibir el dinero que los borrachos recibían a cuenta de ciertos
partidos por depositar un voto a su favor. El dinero que posiblemente
necesitase el autor para emborracharse no lo llegó a cobrar nunca. Fue hallado
semiconsciente tirado en la calle. Fue ingresado en el hospital y cuatro días
más tarde falleció en medio de terribles delirios e incesantes imágenes de
terror que acosaban su mente agotada.
El tío de Poe declaró a
su muerte: "Había conocido tanto dolor y tenía tan pocos motivos para
sentirse satisfecho con la vida que este cambio apenas puede considerarse una
desgracia”.
Edgar Allan Poe vivió una
vida tortuosa marcada por el dolor, dolor que nacía de su alma melancólica y
depresiva y que intentó calmar mediante las drogas y el alcohol. Por su puesto
no solo no lo consiguió, sino que logró perderse para siempre en algún paraje
escalofriante de los nacidos de su mente. Murió con tan solo 40 años y nos dejó
páginas y páginas de horror, impregnadas en su sudor alcohólico y su sangre
envenenada.
Al conocer detalladamente
la vida y la angustia de Poe, su deseperacion y agonia constante, sus
adicciones mortales; se puede comprender con mayor exactitud las palabras que
componen los escritos de este hombre, quien creó valiosos personajes que
representaban sus sentimientos más hondos y sus heridas existenciales.
Las tristezas, los dolores desde niño, y sobre todo,
las adicciones de Poe puede representarse como al calabazo que le robo su
libertad y su felicidad. Acorralado por paredes frías e imágenes espeluznantes,
se ingenio la manera de liberar su
espíritu afligido por medio de la prosa. Las ataduras y su cercanía a la muerte emocional, mental y
hasta física, hicieron que constantemente se perdiera en delirios e
insensibilidad. Estos sentimientos aplastantes y agonizantes lo hicieron
recrear su propia realidad en el cuento el
pozo y el péndulo, escrito en 1842. La
historia de un hombre condenado por la inquisición sometido a terribles
torturas y que al final es rescatado por los franceses.
Al
trasladarnos a la época de la inquisición, visualizamos el tipo de condenas que
soportaban quienes eran sentenciados; “…una muerte llena de crueles agonias
físicas u otras acompañada de abominables torturas morales…”; si, horrorosos
sufrimientos físicos o morales aún más atroces.
El
protagonista sufre de ambos al ser abandonado en una prisión fría, oscura y
solitaria, y al dejarlo padecer insoportable sed y presenciar como la muerte se
le avecina poco a poco era lo que lo atormentaba terriblemente. Aun así, el
personaje muestra inteligencia y audacia desde el primer momento. Cuando
recobra el juicio después de algunos desmayos por el debilitamiento que sufre,
intenta descubrir las dimensiones del calabozo, además logra esquivar dos torturas
de muerte: el pozo y el péndulo.
Este
es uno de los cuentos más célebres de Poe. Está considerado como un relato
espeluznante que desde el principio trasmite abandono y desconcierto, pero deja
ver la lucha del hombre por sobrevivir y la aferrada idea a la esperanza que se
tiene ante las situaciones más difíciles.
Poe
demuestra su dominio sobre el lenguaje y las técnicas narrativas al detallar
con precisión los pensamientos más agobiantes que tiene el torturado.
En
particular, el pozo y el péndulo, relaciona los miedos internos que posee el
ser humano y las circunstancias desfavorables e injusticias que lo rodean,
igual que prisiones y calabozos que
roban la libertad del ser, y como lo vivió el mismo Poe en su existencia.
Mediantes
conceptos detallados, la imaginación del lector puede viajar a esta época
inquisitiva, sentir el sufrimiento del protagonista, ver las grotescas paredes
del calabozo, escuchar el sonido de las ratas mordisqueando la poca comida que
encuentran, medir la terrible longitud del pozo que lo llama a muerte y
advertir el movimiento repetitivo y atemorizante del péndulo que se acerca mas
y mas.
Se
dice que la técnica aprendida y enseñada del cuento dice que debe tener un
principio y un final incierto. Y de esto me doy cuenta en esta historia.
Sin mayor preámbulo se describe lo que está pasando en el calabozo en donde, sin razón el narrador se encuentra, en ciertos momentos, hace pensar que esta ahí por un error o una injusticia, y así es. Momentos de inquisición y guerra sufre el lugar donde se presenta la historia. El narrador victima de alucinaciones y fantasías da la frase clave para introducir el cuento que podría ser una novela o la historia de una vida: "...Los ángeles se transformaron en espectros de incendiadas cabezas, y comprendí que no debía esperar ninguna ayuda de Dios..."
Una extenuante lucha por vivir, o sobrevivir, presenta el narrador al lector “…Estaba acabado, acabado hasta no poder mas tras aquella agonía tan larga…” . Lucha la cual no sería triunfal, ya que aunque sabía que su agonía podría extenderse, se encontraba en un calabozo, con la oscuridad total, con un pozo en el centro, esperando la muerte, sabiendo que había sido condenado a muerte.
Describe paso a paso, sentimiento a sentimiento lo que percibe, como si el lector podría oler, escuchar o decir lo que el autor pretende exponer. La fortaleza del condenado es lo que más impresiona de este cuento, ya que cualquier persona que logro vivir este castigo, no podría narrar con tanta exactitud cada movimiento percibido.
Sin mayor preámbulo se describe lo que está pasando en el calabozo en donde, sin razón el narrador se encuentra, en ciertos momentos, hace pensar que esta ahí por un error o una injusticia, y así es. Momentos de inquisición y guerra sufre el lugar donde se presenta la historia. El narrador victima de alucinaciones y fantasías da la frase clave para introducir el cuento que podría ser una novela o la historia de una vida: "...Los ángeles se transformaron en espectros de incendiadas cabezas, y comprendí que no debía esperar ninguna ayuda de Dios..."
Una extenuante lucha por vivir, o sobrevivir, presenta el narrador al lector “…Estaba acabado, acabado hasta no poder mas tras aquella agonía tan larga…” . Lucha la cual no sería triunfal, ya que aunque sabía que su agonía podría extenderse, se encontraba en un calabozo, con la oscuridad total, con un pozo en el centro, esperando la muerte, sabiendo que había sido condenado a muerte.
Describe paso a paso, sentimiento a sentimiento lo que percibe, como si el lector podría oler, escuchar o decir lo que el autor pretende exponer. La fortaleza del condenado es lo que más impresiona de este cuento, ya que cualquier persona que logro vivir este castigo, no podría narrar con tanta exactitud cada movimiento percibido.
Con la
misericordia de sus verdugos, el condenado podía contar con alimento y bebida,
lo cual no le alentaba en lo más mínimo, aunque con desesperación de niño lo
aceptaba. Esa misericordia no bastaba para el castigo que pronto vendría
"...Mi situación física había cambiado mucho en el curso del sueño. Ahora
yacía de espaldas cuan largo era sobre una especie de bastidor de madera muy
baja. Estaba fuertemente atado con una larga tira que parecía un cíngulo…”. Se describe con horror y fascinación por la tolerancia o paciencia del
encuentro con la muerte, como el narrador escoge el luchar por sobrevivir,
ayudado por las devoradoras de su alimentos, las que alguna vez fueron sus
amigas ratas del pozo, para lograr el escape de esa mesa, y del terrible
castigo del péndulo que por días y constantes horas bajaba del techo hacia su
cuerpo.
El miedo percibido por el lector, no es mayor que el poder que tuvo el hombre para lograr su objetivo, aún así, sufrió de un castigo, ya que sus verdugos no podrían mostrar más misericordia que la ya expuesta. Las paredes en forma de cuadro, ahora estaban tomando una forma de rombo que le impedía guardar seguridad a causa del pozo que se encontraba en medio de la habitación.
"...Cesé de luchar, pero la agonía de mi alma se exteriorizo en un agudo y prolongado alarido de desesperación…”. Escapando de tres de los más temibles e inimaginables castigos, el personaje sale libre por obra de un inesperado final, el cual, no es digno de la fantástica narración, aunque si pone al lector en el lugar donde se debe estar, en la realidad.
El miedo percibido por el lector, no es mayor que el poder que tuvo el hombre para lograr su objetivo, aún así, sufrió de un castigo, ya que sus verdugos no podrían mostrar más misericordia que la ya expuesta. Las paredes en forma de cuadro, ahora estaban tomando una forma de rombo que le impedía guardar seguridad a causa del pozo que se encontraba en medio de la habitación.
"...Cesé de luchar, pero la agonía de mi alma se exteriorizo en un agudo y prolongado alarido de desesperación…”. Escapando de tres de los más temibles e inimaginables castigos, el personaje sale libre por obra de un inesperado final, el cual, no es digno de la fantástica narración, aunque si pone al lector en el lugar donde se debe estar, en la realidad.
Así
que es inevitable no pensar en Poe al leer este cuento fabuloso, así como la
mayoría de sus relatos. Indudablemente este gran escritor tenía la facilidad y
lo llamaré el “arte” de detallar con sutileza, exquisitez y pulcritud sus
sentimientos y más profundos cuentos de horror que él vivía. No solo aquellas
condiciones que lo marcaron desde niño como la muerte de sus padres y el que su
educación pasara de mano en mano por sus parientes; sino también las malas
decisiones que tomo a lo largo de su existir. Su adicción al juego, el alcohol
y la droga fueron factores que el mismo eligió y que acompañado de las
situaciones que experimento, crearon su propio calabozo llena de trampas
mortales; y lamentablemente, ninguna mano salvadora lo rescato de los horrores
a los que ya se había acostumbrado y peor aún, que se habían convertido en una
necesidad para deambular en la pena y el dolor que sentía constantemente.
Al
interior del pozo de su mente y, por ende, a los enredos de su vida
íntima, agitada y errática como el péndulo de un reloj. Se encuentran
grandes gemas literarias apreciadas por un público que quiere sentirse cerca a
la soledad, al abandono, a la incomprensión y hasta a la misma muerte que
relatos como el pozo y el péndulo hacen sentir.
Es
cautivante notar como el ser humano siempre se aferra a un motivo salvador en
los momentos más terribles que experimenta. Por ejemplo, el protagonista de
este cuento, aunque sufre múltiples torturas es rescatado sorpresivamente por
el General Lasalle; antes de esto lucha con audacia e inteligencia por resultar
invicto en esta pelea donde las probabilidades de salir victorioso eran mínimas.
“…Indudablemente todos y cada uno de mis movimientos eran espiados…” El
estaba al tanto de que, quienes lo tenían cautivo harían lo necesaria para que
el no saliera con vida; además el protagonista, conocía bien todas las
historias y aterradoras formas de tortura propia de la inquisición. De nuevo es
fácil trasladarse a Poe, el había vivido circunstancias desfavorables y
lamentables sucesos, se había encaminado a un rumbo de vicios y adicciones, así
que muy bien reconocía que su final sería la perdición si no utilizaba la
razón, pero con qué motivos lo haría si sus recuerdos de la infancia
significaban para el dolor, abandono y muerte. Salir de su estado y su profunda
melancolía no le resulto tan sencillo; sin embargo en cierto momento de su vida
se sostiene de su ingeniosidad y su “don” para escribir y expresarse. Esto lo motivo
a continuar luchando, aunque sus malas elecciones le ganan al final. Y nosotros
nos afianzamos a la idea de que un plan, un movimiento estratégico o
simplemente, un cambio de percepción de la situación, puede ser suficiente para
salir victoriosos.
Es
triste tener que relatar entre la historia de Edgar Allan Poe, sus mala
decisiones culpables de su deterioro y muerte. Aun así, no pierde calidad como
escritor, porque él fue capaz de transformar su angustiosa vida; la muerte de
sus padres, su crianza y educación a manos de parientes, su tendencia a sufrir
de tuberculosis su difícil situación económica, la pérdida de su amada esposa y
sus cuestionables elecciones; en personajes, elementos y ambientes, que
expresaban eficazmente su padecer y sufrimiento.
Como
en una ocasión el mismo resume su vida:“Creo que Dios me dio una
chispa de genio, pero la apagó en la miseria”.
Edgar A. Poe.
Una
miseria propia de las circunstancias que lo rodearon y que el mismo eligió,
apagaron a una temprana edad la chispa, y me atrevería a decir, el torrente de
genialidad que caracterizo a este hombre, y que seguramente con más tiempo,
dejaría a la historia más historias extraordinarias que tocan el alma y hacen
sentir la muerte.
El relato es uno de los más conocidos de Poe. Incluso hace ya tiempo conocí varias versiones en formato audiolibro. Y es que la narración se presta a la lectura inmediata, y ya desde las primeras líneas, la historia atrapa al lector sin soltarlo hasta el final. Poe tiene la virtud de limitar el punto de vista del lector para que se adapte al del propio protagonista. Así, quedan fuera de la trama las causas por las que la víctima se encuentra en la tesitura de la que parte la historia. Ya de inicio, la situación se plantea terrorífica: hay que elegir entre una u otra forma probable de morir. El planteamiento es brillante, máxime cuando la víctima reconoce el lugar de su encierro prácticamente a ciegas. Por eso, creo que este subjetivismo aterrador y único es uno de los máximos exponentes de la prosa de Poe. Por tanto, el cuento es uno de mis favoritos. El autor dominó como nadie el arte de enganchar al lector con pocas palabras. Lógicamente, el cuento es el género preferido del Maestro. Un genio que conocía como nadie los entresijos de la mente humana. Salu2.
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